Testimonio de la abuela de Lucio, Lia.
En diciembre de 2009 mi nieto Lucio, de un año y medio, sufrió un accidente trágico al caer a la pileta de su casa. Fue trasladado en estado crítico a la Clínica Fleni y, en medio de la desesperación, contacté a Ángel Santamarina, de quien había escuchado hablar por su Don como sanador. Con entrega total, Ángel se conectó con el ángel guardián de Lucio, quien sostenía que debía partir, y pidió a los padres que aceptaran a su hijo en cualquier condición en la que pudiera regresar. Ellos, con amor incondicional, dijeron que sí.
Contra todo pronóstico, Lucio volvió a la vida sin secuelas. Hoy es un niño sano y luminoso, y en la clínica lo recuerdan como “el niño del milagro”. Agradezco profundamente a Dios, a los Seres de Luz y a Ángel, quien fue el canal a través del cual se manifestó este milagro.
Testimonio de Dolores, mamá de Tomás.
Cuando contacté a Ángel lo hice desesperada por ayudar a mi hijo Tomás, diagnosticado con un grado leve de TEA. Era un niño apagado, desinteresado y con pocas sonrisas. La primera vez fue difícil dejarlo en manos de un extraño, pero la calma y la paz del encuentro permitieron que Tomás se tranquilizara y Ángel pudiera trabajar con él. Con sensibilidad y claridad, me explicó lo que veía y me dio pequeñas tareas que asumí con compromiso, sostenida por la fe y la serenidad que él transmitía.
Con el paso de los días, esa expresión de “no feliz” comenzó a transformarse. Tomás se volvió un niño conectado, interesado y, sobre todo, feliz. La Luz y la protección que recibió a través de Ángel hicieron posible ese cambio que llenó de esperanza a toda nuestra familia.
Testimonio de Laura: La sanación de su vida pasada egipcia
Antes de la sanación, Laura sentía un peso constante, como una tristeza profunda que la mantenía atrapada. Había atravesado años difíciles y sentía que algo le impedía avanzar, como si estuviera atrapada en arenas movedizas. Al conocer a Ángel por Zoom, se emocionó de inmediato; él percibió un objeto oscuro que representaba aquello que la estaba frenando, y al moverlo, un destello de luz se liberó.
Ángel le dio herramientas sencillas: sentarse al sol, pedir protección para ella y su familia, e imaginar la luz cubriéndola por completo. Con el paso de los días y semanas, Laura comenzó a sentirse más liviana y libre. Describe la experiencia como un momento espiritual profundo que la ayudó a soltar el peso que cargaba y a seguir adelante con claridad.